El Magdalena, cantera inagotable
de reyes vallenatos

Por: JOSÉ MANUEL DÍAZ
@ariguanialdia
ariguanialdia@gmail.com

El homenaje que el Gobernador Luis Miguel Cotes Habeych le tributó a los máximos exponentes del folclor vallenato, oriundos del Magdalena, este 20 de abril en Santa Marta, no fue un hecho casual dentro del esperado lanzamiento de la cuadragésima quinta versión del Festival Vallenato en la Marina Internacional.

Por ser un amante de esta música vernácula, el primer mandatario seccional sabía que era una ocasión muy propicia para hacerle conocer a Colombia, que el gran del éxito del Festival Vallenato parte de esa herencia que los juglares de esta tierra esparcieron a punta de leyendas y versos por los polvorientos caminos del Magdalena Grande.

PACHO RADA
Precisamente Francisco Rada Batista, conocido en el mundo artístico como “Pacho” Rada, fue quien sirvió de cimiento a nuestro renombre musical después de haber fraguado junto a Ángel Paso en la población de Plato el ritmo del Son, formato musical que hoy, aunque ya no tan puro, es parte de los obligatorios formatos con que participan centenares de intérpretes en el Festival Vallenato.

Esa valía fue reconocida por la fundación que regenta el certamen en 1999 cuando Francisco Rada Batista fue declarado merecidamente Rey Vitalicio del Festival. Esa fue una oportunidad para dejar en claro que el mítico “Francisco El Hombre” era él y no aquel etéreo personaje de La Guajira del que no se le conoce canción alguna ni un descendiente que haya perpetuado su cuestionable legado musical.

Las constantes andanzas del juglar por cada rincón del Magdalena, le grajearon discípulos de la talla de Juancho Polo Valencia y Abel Antonio Villa, quienes esparcieron el folclor por parajes que incluían localidades como Fundación y Pivijay.

Hay que recordar que de las tierras fundanenses han surgido reyes vallenatos, especialmente en las categorías menores, como es el caso de Jaime Luis Bornacelly, en infantil, tanto como Marlon González y Rodolfo De Lavalle, en Aficionado; mientras que en tierras pivijayeras han pulido los blasones: Alberto “Beto” Villa; Cristian Camilo Peña, en la categoría profesional; y Luis José Villa, en infantil.

LA CUOTA ARIGUANENSE

Al pasar la mayor parte de su vida por los alrededores de El Difícil, Francisco Rada dejó encumbrado el Son y activó un inusitado entusiasmo por la interpretación del acordeón, hasta lograr que el presente el municipio de Ariguaní tenga una camada admirable de prometedoras figuras y un renombre bien ganado con 7 reinados vallenatos, entre esos el de su hijo, Alberto Rada Ospino, soberano inicialmente en semi­-profesional en 1972 y rey profesional en 1993.

A partir de ahí, Ariguaní trazó un recorrido vertiginoso por cada una de las competencias en los años subsiguientes, ubicando a Carlos Arrieta como rey aficionado en 1977; Nemer Yesid Tetay Silva (Aficionado, 1999); Jesús Alberto Ocampo Ospino (Infantil, 2006); Luis Eduardo Daza Maestre (Profesional, 2010); y José Camilo Mugno Pinzón (Infantil, 2011).

Con estas 13 coronas el Magdalena se ha engalanado y espera en la versión 45 del Festival Vallenato reeditar sus pergaminos, especialmente cuando la totalidad de participantes en el certamen, por esta sección del Caribe, tienen el apoyo irrestricto de la Gobernación del Magdalena.

LA VALÍA de regiones con gran riqueza musical como Ariguaní, no sólo se palpa en las competencias festivaleras, sino también en la conformación de afamadas academias como los Niños del Vallenato del “Truco” Gil y la escuela Rafael Escalona de la Fundación del Festival Vallenato.