'Hay mucha corrupción en Magdalena': gobernador (e) Manuel J. Bonett


Por
María Isabel Rueda


Cara a Cara con María Isabel Rueda el general (r) responde:

General, veo que lo volvieron a llamar a prestar servicio. Solo que esta vez no a un puesto militar, sino a uno civil...

Llevaba 12 años dedicado únicamente a la docencia. Pero me pasó lo mismo que a Cincinato, a quien el Senado romano siempre le suplicaba que regresara a gobernar, así fuera de dictador.

(Risas). ¿Y usted se está sintiendo como Cincinato?

¡No! Es sencillamente una figura histórica que admiro mucho. Una anécdota. Y yo nunca había querido aceptar cargos.

¿Cuántos cargos le han ofrecido desde que se retiró del Ejército?

Me han ofrecido senados para tres partidos, incluyendo a 'la U'. Rectorías de universidades, dos vicepresidencias, por parte del Partido Conservador y del Polo.

Usted política activa nunca va a hacer. ¿Pero por qué aceptó ser Gobernador del Magdalena?

Por dos razones. Le tengo una estimación personal muy grande al Presidente de la República y ya le había dicho que no en una ocasión en la que me quiso poner en una lista de 'la U'. Y, segundo, estoy enterado completamente de lo que pasa en mi tierra. Es una emergencia crítica, somos el departamento más afectado (por el invierno), tenemos 29 municipios afectadísimos, 350.000 damnificados, 17.000 viviendas perdidas. Me han pedido que reemplace al gobernador que fue destituido por la Contraloría. Mis nietas aún no han aceptado que yo me vaya de Bogotá. Pero no encontré razón suficiente para decirle que no al presidente Santos, y menos todavía a mi departamento.

Hizo una posesión por todo o alto, con más de 250 personas, en la Quinta de San Pedro Alejandrino...

La posesión sí fue en grande, pero fue espontánea. La directora de la Quinta me dijo que a ella le gustaría y los empleados de la Gobernación aceptaron. Fue mucha gente de todos los pueblos, de Plato, de Tenerife, una delegación grandísima con cinco buses vino de mi tierra, Ciénaga, y llegaron los grupos folclóricos, como El Caimán y La Cumbia, e hicieron una presentación maravillosa. Sí fue una cosa grande y solemne. Pero solo hubo tres actos: el juramento, mi discurso y la ofrenda a Bolívar. No costó un peso. La sociedad portuaria nos ofreció unas botellas de agua.

Es que a usted lo quiere todo el mundo, menos las Farc...

Y los paracos, y esa gente. De resto fue todo el mundo.

Pero después de esa posesión por todo lo alto, ahora un juez de Santa Marta acaba de concederle una tutela al gobernador que salió, ordenando su restitución. ¿Quién es hoy el Gobernador: usted, que está gobernando desde el Palacio Tayrona, o él, que está gobernando desde su casa?

El que resuelva el Presidente. Si él dice que es el gobernador restituido, yo cojo este morral que cargo y me devuelvo a Bogotá, al lado de mis nietas y a escribir un libro sobre geopolítica. Deben imponerse la ley y el orden constitucional. Solo le digo que la tutela la habían debido interponer ante un tribunal y la pusieron ante un juez de pueblo. Esa práctica era propia de mafiosos y 'paras'.

El problema es que, si resulta cierto que ese gobernador se robó la plata de los útiles de los niños y lo dejan volver a montarse en la Gobernación, ¡saqueará la plata de los auxilios de los damnificados! ¿Por qué será que los colombianos no aprendemos y nos la pasamos eligiendo corruptos?

¿Sabe cuánto pedimos nosotros para enero para abastecer casi medio millón de personas durante un mes? ¡17.000 millones! ¿Usted calcula qué pasa con esa plata si cae en manos de una persona corrupta y sin controles? El Gobernador es el ordenador del gasto para una emergencia, y prácticamente no tiene controles a la hora de invertir los recursos. Yo ordené estrictamente el diseño de un presupuesto por cada pueblo, cotizaciones y órdenes de pedido, validado todo por cada alcalde y la veeduría municipal.

¿Hay mucha corrupción en su departamento?

DIAZGRANADOS
Al anterior gobernador también lo metieron preso. Este salió destituido. Sí. Hay mucha corrupción. No soy investigador, por lo que no puedo confirmar las denuncias de corrupción. Pero en mi departamento hay la misma sensación que en el resto del país contra la clase política.

¿Qué lo hace pensar que usted podrá frenar esa corrupción y evitar que se roben las ayudas a los damnificados? ¿Haber sido general de nuestro Ejército le ayuda?

Es posible que sí. Los generales colombianos no somos repudiados por la sociedad, sino respetados por ella. No hemos irrumpido en el ambiente institucional del país jamás.

Pero los generales no saben manejar los asuntos de la política...

Lo que entiendo por política es la manera como se quiere conducir a la ciudad, a la polis. En el caso de mi departamento, tengo pensado conducirlo bajo dos prioridades: que supere la emergencia, y no veo que nadie se oponga a mis decisiones, que están destinadas al bienestar de la población, a salvarla y recuperarla de la dramática situación que atraviesa. Y lo segundo, dejar todo presupuestado, proyectado y planeado para que, como lo quiere el presidente Santos, la vida de los habitantes del departamento sea mejor que la que tenían antes del invierno.

¿Y qué es lo que tiene planeado?

Me ha preparado bien la oficina de emergencias de la Presidencia. El plan de operaciones lo tengo claro. Tengo citadas a las grandes superficies que nos van a vender al por mayor y mucho más baratos los abastecimientos. Ya están concretadas las personas que los van a transportar y distribuir. Todo bajo tres palabras: adquisición, distribución y control. Y, para el control, he ordenado crear comités de veedurías municipales compuestos por madres comunitarias, que para mí son el arma secreta; la Iglesia; la Defensa Civil; el Ejército y la Policía. El temor que expresa el Gobierno es que esta ayuda, que es suficiente la que nos están dando si se maneja bien, termine en manos de los corruptos. Hay que manejar estas ayudas como ama de casa, peleando el centavo.

¿Le da miedo este reto? Esto no es dándole orden a la tropa, como usted hacía en el Ejército...

¿Sabe que casi sí? Me siento como una especie de gobernador militar y lo han tomado bien.

Un Gobernador General...

Al fin y al cabo estoy en mi medio, con mi gente, puedo expresarme en la forma que quiera, no soy un advenedizo, conozco la idiosincrasia.

Y Bogotá no le ha quitado el acento...

¡No!

¿Cuando termine este encargo presidencial, si es que el Gobernador actual deja que lo asuma, qué espera haber logrado? ¿Cuáles son sus sueños?

Haber superado la emergencia humanitaria de la gente. Parar la corrupción y dejar proyectos vitales, como tapar los chorros del río, que es algo que nunca hemos hecho. Nunca ha sido dragado. Cualquier subida de nivel de un metro significa una inundación. El abandono es total. No solo por negligencia, sino que hay un ataque al río: le han segado caños y ciénagas para desecar tierras y dedicarlas a la agricultura y a la ganadería.

Colombia tiene una población que no sabe convivir con el río...

Así es. Las grandes civilizaciones se hicieron gracias a las inundaciones, como los egipcios, los de Mesopotamia, los chinos. Ellas, cuando el río baja, dejan unas tierras superfértiles llenas de limo, la gente viene, siembra cultivos de estación y, cuando comienzan las siguientes gotas, recogen y se van. En Colombia baja el río, deja un islote y sobre él ponen casas, cemento, patios, meten ganado y ponen bares y discotecas. Cuando llega la inundación, barre todo eso. Habrá que relocalizar y esa será la decisión más difícil. Nos ayudaremos con la facultad Ekística de la Universidad del Rosario.

¿Ekística? ¿Con K o con Q?

Viene de la palabra griego Ikos, que significa habitar. Es con K, porque el griego no tiene Q.

¡Cierto que usted fue embajador en Grecia y nadie puede competir con su conocimiento de la cultura griega!

De la palabra ikos, que pasó al español con e, viene la palabra economía, que es la ley de tu hábitat, y viene ecología. Y la palabra más bella de esa raíz es icodéspina, que significa la señora de la casa, o la patrona, en la Costa. Esa facultad tiene unos siete años de fundada y hay de esas solo cinco o seis en el mundo, maneja la ciencia del desarrollo de asentamientos humanos. Hablé con el decano y para el proceso de reconstrucción y reubicación en el Magdalena, me asesorarán de manera cercana.

No me queda claro, Gobernador General, qué pasa con usted si la tutela que ordena restablecer a su antecesor se mantiene en firme...

Pasarían dos cosas. Que yo regresaré al seno de mi familia para alegría total de mis nietas, que hoy han llamado tres veces. Y que cuidar la plata de los damnificados será supremamente difícil.

Pues, General, solo me resta decirle que ojalá todos los gobernadores de los departamentos que han sufrido esta emergencia invernal estén tan preparados, tan entusiastas y estén tan dispuestos y sean tan transparentes como usted.

(Silencio, con ojos aguados).

MARÍA ISABEL RUEDA
ESPECIAL PARA EL TIEMPO

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