DESDE CERCANAS Y LEJANAS TIERRAS HAN LLEGADO DIFICILEROS PARA DISFRUTAR LA SEMANA SANTA


Guiso de morrocoyo, debidamente acompañado de arroz de coco y bollo de yuca, un auténtico plato de la variadísima gastronomía costeña.

Mientras católicos y protestantes se sumergen en el misticismo y recogimiento propio de la Semana Santa, otros hacen preparativos para disfrutar plenamente de un buen paseo en fincas y otros parajes en los alrededores de El Difícil, para poder degustar de exquisitos platos exóticos, juegos en familia y los buenos dulces de la temporada.

Ciertamente así trascenderá la Semana Mayor en la comarca, unos yendo en peregrinaciones para revivir con su fe la Pasión de Cristo, al tanto que otros la aprovecharán para descansar y pasar con su allegados momentos de esparcimiento; es decir, que cuando algunos estén dedicados a rezar, los otros irán de parranda.

“Pero no está mal”, como dice David Fernando Díaz, quien ha llegado como muchos desde Santa Marta para estos días de asueto, buscando a los amigos para armar “paseos” y dedicar las horas a juegos tradicionales como la cucurubá, el arrancón y el dominó.

Otra de las cosas que tiene por hacer es buscar a su abuela Elvira Barrios, una reconocida matrona que para esta época suele preparar delicias criollas como su afamado guiso de “morrocoyo”, además de sus apetecidos dulces de leche, coco, papaya, ñame y guandú.

También viene dispuesto a aceptar más invitaciones gastronómicas, especialmente de algunos otros familiares que preparan con exquisitez el galápago (hicotea de agua) en salsa de coco, así como el bagre sudado y armadillo guisado.

Igualmente espera por amigos desde La Guajira, que han prometido traerle pescado de aguas peninsulares para un buen arroz marinero y ciertas libras de iguana desmechada como para variar las preferencias.

Pese a que existen restricciones de las autoridades ambientales en cuanto al uso indiscriminado de animales exóticos para esta temporada, David Fernando Díaz considera que “con ello no hay problema porque tenemos nuestros propios criaderos, justamente para utilizarlos en estos días”.

Señaló que “esta es una tradición que legamos de nuestros ancestros como Pedro Marte Barrios y Teresa Tovar, que a su vez la emularon de quienes pisaron por primera vez estas tierras”.

Así como nuestro entrevistado y su familia mantienen una sana expectativa frente a la Semana Santa, otros troncos generacionales aguardan por los suyos desde Barranquilla, Cartagena, Bogotá y otras ciudades del interior del país, con el ánimo de compartir y remozar vívidamente esos parentescos en medio de uno que otro traguito.

Una de las exquisiteces que no puede faltar en Semana Santa son los dulces, cuya preparación ha ido pasando de las ancestrales matronas a las nuevas generaciones sin perder su esencia dentro del acervo cultural caribeño.

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