Por. JOSÉ MANUEL DÍAZ
En una muestra representativa del querer popular se
constituyó el sondeo de opinión convocado por ARIGUANÍ AL DÍA, para conocer de
los internautas su respaldo o desaprobación en torno a la medida del alcalde,
Carlos Eduardo Castilla Baena, en suspender los carnavales en el 2013.
De 226 votos emitidos a lo largo de 15 días, 154 visitantes
optaron por respaldar la medida y tan sólo 72 se inclinaron negativamente. Eso
correspondió al 68% por el SÍ y un 31% por el NO.
De tal manera que lo anterior, indica que la comunidad no
estaba de acuerdo con la continuidad de las carnestolendas, debido entre otras
cosas, a la mala planificación, precaria ejecución y mal comportamiento de
buena parte del público.
A inicios de este año y en medio de una entrevista realizada
al burgomaestre en la emisora comunitaria Radiorama Estéreo, se había reflejado
tal proyección cuando muchos oyentes expresaron su inconformismo por la forma
como se venía desarrollando el evento en la cabecera municipal.
La decisión asumida por el mandatario municipal estuvo
fundamentada en los desmanes ocurridos en la noche de coronación de los
carnavales del pasado año y por considerar que tampoco esta vez existían las
condiciones suficientes para garantizar el orden público durante su desarrollo.
Desde la rendición de cuentas de su primer año de gobierno, Carlos
Eduardo Castilla Baena ha reiterado que no estaban superados los factores que
suscitaron los hechos durante el último evento del carnaval pasado, cuando una
turba incontrolable por desacuerdos con el fallo del jurado destruyó la
premiación y puso en riesgo a los residentes de un sector del barrio Kennedy al
propiciar actos incendiarios.
Lo anterior llevó al burgomaestre de manera oportuna a ratificar su
desacuerdo con la continuidad de las carnestolendas por esos motivos, al escribir
en su cuenta en Twitter (@CASTILLA1974) que: “hace un año incineraron una moto
en la plaza principal por no compartir decisión en un intrascendente reinado de
Carnaval”.
Otra fuente desde el palacio de gobierno municipal indicó
que “todavía están vivas las heridas que se abrieron en el pasado debate
electoral por la Alcaldía y hay quienes aprovechan cualquier situación para
poner evidencia ese distanciamiento entre las toldas políticas”.
En todo caso, lo cierto es que se percibe que en los hechos
de la noche de coronación, hubo premeditación y se teme que una fiesta que goza
de paradójicas libertades para el desorden sea aprovechada para atentar contra el
Orden Público.
Ante un cabildeo de sectores culturales y comunales el alcalde no reconsideró su posición y la respuesta fue negativamente rotunda, especialemente porque no estuvo dispuesto a meterle plática
a eso bajo tales circunstancias.
De acuerdo con analistas locales, esta última apreciación
también tuvo mucho peso a la hora de tomarse una decisión desde el Ejecutivo,
por cuanto las finanzas locales han sido sometidas a un marco de priorización
en torno a programas sociales.
Algunos gestores culturales han señalado, que a pesar de que
un evento como el Carnaval hizo mucha falta, no es menos cierto que en este
tipo de organizaciones se van algunos milloncitos para financiar a la reina
central, premiaciones, sonido y otras cosas más dentro de la acostumbrada
logística, por lo cual parece bien que el alcalde utilice mejor esos recursos
para solventar necesidades apremiantes entre la comunidad.
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