BANANEROS Y PALMICULTORES SE “ADUEÑARON” DEL RIO ARIGUANÍ

A punto de ocasionar la muerte definitiva del ya degradado Río Ariguaní se encuentran decididos muchos de los bananeros y palmicultores estacionados a lo largo de la parte media de su cauce, sin importar que el desvío del caudal venga afectando a las comunidades que a lo largo del tiempo se han servido de esa red hídrica.

Tal como lo pudo apreciar este medio periodístico, a través de retroexcavadoras los terratenientes vienen abriendo inmensos canales que irrigan grandes extensiones de cultivo de banano y palma, tras lograr inicialmente que portentosas barreras artificiales redirijan la corriente hacia sus posesiones.

Por tal motivo el cauce natural del río no representa más que un hilillo de agua que en muchas partes se estanca y se vuelve verdosa, evidenciando una funesta premonición de lo que puede ocurrir si no se actúa con firmeza frente a este zarpazo al patrimonio ambiental colectivo.

Aunque en algunos de los casos se viene haciendo de manera legal por causa de las concesiones otorgadas por la Corporación Autónoma Regional del Magdalena –Corpamag- no es menos cierto que varios los hacendados vienen abusando de las franquicias, ya que absorben unas cantidades superiores a las permitidas.

De acuerdo con informes suministrados por una fuente adscrita a esa corporación regional, el caudal actual del río es de 8.089 litros/segundo, peligrosamente muy cerca de un torrente considerado como “remanente ecológico”.

En periodos estimados como normales, el Rio Ariguaní ha llegado a poseer un caudal de 13 mil litros/segundo, hoy totalmente degradado por culpa de quienes interponen sus intereses particulares por encima del bienestar colectivo.

Lo anterior ha patentizado una cruel paradoja en asentamientos humanos como San José de Ariguaní, en el municipio del mismo nombre, donde antes sus habitantes protestaban cada año por las continuas inundaciones, hoy tiene que elevar sus voces de inconformismos porque no hay río.

ALCALDES Y AMBIENTALISTAS SE PRONUNCIAN

Desde la pasada audiencia pública de Corpamag, celebrada el 23 de octubre de 2009 en el Centro de Convenciones de El Difícil y en la que se presentó el ajuste al Plan de Acción 2007-2011, algunos alcaldes y promotores ambientales de la subregión ecológica Colinas y Valles del Ariguaní, vienen formulando inquietudes por la situación que atraviesa el río.

Allí se le solicitó a la entidad “revisar con carácter de urgencia los planes de manejo de aguas de las fincas de Palmeros y Bananeros de la zona de Ariguaní, ya que el desvío de la corriente, con el objeto de regar sus fincas, propicia la escasez de agua para el consumo de la población”.

Así mismo se le requirió “revisar los estudios sobre los pozos de agua subterráneos para los acueductos de El Difícil y Nueva Granada, contemplados en el plan de aguas del Departamento, ya que los pozos se están secando”.

En esa dirección se pronunció el alcalde de Ariguaní, Rivelino Mendoza Ballestas, para quien el mal manejo de esa fuente superficial hídrica genera un impacto en el suministro de agua potable para su municipio, por cuanto se debilitan en consecuencia los pozos subterráneos del corregimiento San José.

El alcalde de Nueva Granada, Alexander Ruiz Garrido, también se mostró preocupado por tal situación, dado que de esos mismos pozos profundos se tomaría el agua para el sistema de acueducto de esa otra localidad, algo que se daría siempre y cuando, se pongan fin a al abuso que vienen cometiendo ganaderos, palmicultores y agricultores con las aguas del río, y se logren inyectar más recursos para la recuperación de ese recurso natural.

“TÍMIDAS ACCIONES”

Aun cuando las comunidades y los ambientalistas esperaban aún más de Corpamag y Corpocesar, tras su gestión compartida sobre el Río Ariguaní y en relación con la recuperación del nivel de esta fuente hídrica, se le abonan las acciones emprendidas recientemente para desmantelar las represas ilegales.

“Esas acciones son tímidas, pero se reconocen sin embargo como un inicio de lo que en realidad puede hacerse para volver a ver al río como antes, dijo de uno los ambientalistas consultados por Hoy Diario del Magdalena.

Bajo esa misma aspiración se encuentran también las comunidades ribereñas a lo largo de la cuenca, cuyos habitantes, dentro de una gran zona ganadera y agrícola que va desde las estribaciones sureñas de la Sierra Nevada hasta la Ciénaga de Zapatosa, anhelan ser otra vez los legítimos dueños del otrora gran río.

Momentos en que funcionarios de Corpamag y Corpocesar procedieron al cierre de compuertas en algunas fincas palmícolas aledañas al cauce del Río Ariguaní.


Represamiento de las aguas del Río Ariguaní mediante talanqueras de madera y sacos de arena, con lo cual los finqueros garantizan que las aguas sólo corran por su predios.


Las retroexcavadoras descomunales son muy comunes a lo largo de ambos lados de la ribera del Ariguaní, con las cuales no sólo redirigen las aguas sino que aprovechan grandes cantidades de arena para abastecer la demanda del sector de la construcción


Grandes tracto bombas son utilizadas por los hacendados, a fin de tomar la mayor cantidad de agua para surtir a los ganados y los cultivos de palma africana.


Gráfica tomada desde lo alto del puente sobre el Río Ariguaní, a la altura del corregimiento de San José, donde la corriente ha vuelto a fluir poco a poco.

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